Hoy hacen unos 279 días desde aquella mágica tarde en que dijimos: «¡La política es una mierda, hermano!» y, a continuación, «¿Che, y si hacemos un juego con ese tema de que todo es una… caca?» Porque lo único que te salva, ¿sabés?, es el arte.
Entonces pensamos en móviles, en irnos para siempre de este planeta demencial, en cosas viejas que nos gustaban (todo tiempo pasado fue mejor, dicen las abuelas) y pusimos todo eso a hervir en un gran caldero mágico. El resultado fue un concepto, al principio medio estrafalario, que llamamos hoy, con mucho amor y olor, Caca Wars.
Recorrimos un largo camino, tiramos muchas cadenas y apretamos muchos botones. Desde ese primer día hasta hoy, ya llevamos un documento de diseño kilométrico, un montón de arte cacoroso y hasta un trailer del amor que presentamos en el Bit Bang Fest 2017.
Y como todo, fuimos de cero hasta ahora probando y haciendo fuerza para que salga. Al inicio éramos mucho más simples (como pueden ver en la imagen, de izquierda a derecha nos fuimos pituqueando), pero gracias al arte y la programación (el diseñador duerme semanas enteras) el poderoso Caca Wars fue evolucionando en gráficos e interfaz.
Actualmente está cómodo, se juega lindo y estamos empezando a trabajar en el motor de monetización. Caca Wars será un arcadito freemium para Android. (No se dejen engañar por la imagen de arriba, donde claramente se ve un iPhone; de la prensa conviene desconfiar.)
El Caca, como le decimos amistosamente, no tiene caca. ¡Es más bien algo conceptual, así que el lector no necesita arrugar la napia! Tiene sí unos sonidos algo… complicados (y no aptos para jugar en el bondi). La versión final va a tener, por supuesto, un set de soniditos inofensivos para que la Asociación de Protección Contra la Flatulencia no nos multe.
Entre esos conceptos hay un poco de todo. De los inodoros, al romperlos de un dedazo, brotan cosas que la gente fue tirando a lo largo de las últimas décadas. ¡Como este precioso Wincofón de los años 70!
Caca Wars es una queja contra las cosas que apestan del mundo, porque es argentino como el dulce de leche. Pero también es nostalgia y humor. Muchos de estos objetos serán coleccionables, y tendrán contenido bonus.
Si están muy dementes, pueden seguir en su flamante Twitter al héroe de nuestra aventura, el Ing. John Harpeek.
¡Esas son las noticias, por ahora!
En un par de meses tal vez tengamos lista una demo, para los que nos quieran ayudar a testear esta caca. ¡Gracias y fuerza!
¡Hasta la próxima y que todo salga bien!